El Feng Shui, “viento y agua” es una disciplina tradicional china basada en la filosofía del Tao.
Consiste en una serie de reglas sobre la situación, orientación, estructura y decoración de viviendas, oficinas y cualquier otro espacio. Siguiendo estas reglas se propicia la armonía y la acumulación de buena energía o chi (ki en japonés y prana en sánscrito)
Según el arte del Feng Shui, el viento (feng) dispersa la energía. Por eso aconseja colocar campanas de viento donde haya una corriente de aire, encima de una puerta o en la esquina oeste o noroeste de tu casa. Su agradable sonido ayuda a activar la energía favorable o Sheng Chi y a crear una atmósfera de paz, a atraer felicidad y buena suerte pues equilibra las energías naturales. En tierras andaluzas estas campanas se llaman “espantaespíritus”.
Hace tiempo solicitamos a un consultor de Feng Shui que hiciera un estudio sobre nuestra oficina. Nos sugirió cambios en la colocación de las mesas y una reubicación de las personas según sus diferentes tareas. La verdad es que una vez hechos los cambios me dije, ¡claro, si es de sentido común! La comunicación es más fluida, nos tenemos que mover y desplazar menos, y las visitas también intuitivamente saben cuál es su sitio.
Otro consejo del Feng Shui muy útil es tirar todo lo que está estropeado o es inservible. Todos guardamos un montón de objetos inservibles o rotos que nos da pena tirar. Ése antiguo teléfono móvil que ya no usas , o el viejo fax que está en una caja, que funciona y queda pena tirarlo. Es realmente una liberación deshacerse de todo ello.
Por otro lado, según el Feng Shui el agua (shui) acumula la energía y se dice que atrae la fortuna colocar una fuente en la parte norte de la casa. Si es posible, un estanque en el jardín y si no una fuente o una pecera en casa.
Ah, y también sugiere el uso de inciensos que creen un buen aroma. Este es el consejo que más me gusta.