En Japón hay un tipo de perfume en polvo llamado zukoh. Es un polvo muy finamente molido hecho de los mismos ingredientes naturales de los que hacen el incienso: canela, sándalo, cassia, clavo, borneol, anís estrellado,…
Desde hace siglos lo usan los monjes budistas para purificarse en ceremonias y meditación. Se frotan con él las palmas de las manos y luego se lo extienden por el pelo y la ropa.
Este polvo de fino perfume es deliciosamente aromático, relajante y terrenal. Llevarlo es como caminar por una delicada bruma de fino incienso. A lo largo del día, el calor del cuerpo va realzando la mezcla. Se puede frotar en cualquier lugar punto del pulso: tras de los oídos, las manos...