No tiene nada que ver con la resina fosilizada del mismo nombre de color anaranjado. El ámbar usado en perfumería proviene de una especie de ballena, el cachalote. Los cachalotes tienen un sistema respiratorio muy desarrollado que les permite sumergirse en las profundidades marinas en busca de calamares gigantes que engullen enteros. Estos calamares tienen un pico parecido al de los loros y, para que no dañe su sistema digestivo, los cachalotes segregan una sustancia que lo envuelve durante la digestión y que posteriormente expulsa por la boca. Esta sustancia es el ámbar gris.
No se sabe bien cuándo empezó a utilizarse pero las primeras noticias que tenemos provienen de Oriente Medio en el s. VI. También aparece citado por Marco Polo. Los árabes lo usaban mezclado con café y para aromatizar bebidas refrescantes.
En el siglo XVI hubo una emperatriz en China que amaba el ámbar. Por aquel entonces los chinos empezaron a utilizarlo pero desconocían su procedencia. Por esa época los portugueses habían llegado a China para evangelizar y comerciar. Estos le propusieron al emperador desvelarle el secreto del origen del ámbar si se les permitía establecerse en Macao. Y así fue como los portugueses obtuvieron derechos sobre este puerto.