El incienso japonés se hace con maderas de sándalo, aloe, resinas, especias y aceites esenciales. Algunos sólo llevan ingredientes vegetales; otros contienen, además, aceites de perfumería certificados por el IFRA (International Fragrance Association) y colorantes para distinguir unas barritas de otras. Este incienso es probablemente el más natural de los que hay en el mercado y cumple los estrictos requisitos de sanidad y calidad de Japón.
La base del incienso japonés es la corteza de un árbol que se llama tabu. Esta corteza tiene la particularidad de que una vez pulverizada al mezclarse con agua crea una masa moldeable como la plastilina a la que se puede dar forma de barritas.
- Se añade agua y la mezcla de ingredientes se amasa en muelas. El proceso de fabricación del incienso es una labor delicada. El buen hacer y la experiencia de los maestros artesanos son fundamentales para controlar todas las variables que afectan a una barrita de incienso: la calidad y origen de las materias primas, la temperatura, la humedad del aire, el agua usada en la mezcla, el tiempo del secado…
- Cuando la pasta tiene la consistencia adecuada se le da forma de espaguetis.
- Las barritas se cortan para igualar su tamaño y se dejan secar en en bandejas de madera en una gran sala donde humedad y temperatura son cuidadosamente controladas.
El incienso permanece en la fábrica varios días hasta que se endurece. Después se envasa para enviar por todo el mundo.
Todo influye en que el resultado final sea una barrita que arda correctamente y que emita delicadamente su fragancia.